Conoce algunos datos para saber elegir los sabores que acompañarán tus cervezas.
En primer lugar, no combines las comidas con cervezas demasiado fuertes. Estas se deben contrastar o complementar, de lo contrario, la comida puede perder sus propiedades. El equilibrio debe existir entre el sabor y el aroma, sin que sobresalga la bebida o los alimentos.
La cerveza rubia va muy bien con el picante, ya que alivia el paladar, mientras que las cervezas suaves son buenas acompañantes de ensaladas y platos con vinagre. El dulzor de la malta se complementa con la acidez de los aliños de ensalada y el amargor del lúpulo provoca una buena combinación entre dulce y agrio.
Por otra parte, las pilsen y las cervezas de trigo son buenas amigas de los productos del mar y, la cerveza negra, combina con sabores fuertes, como por ejemplo, el queso azul.
Finalmente, un dato general, teniendo en cuenta el maridaje de vinos, en las cervezas la conversión sería la siguiente: lager en vez de vino blanco, una ale en vez de un tinto y cervezas frutales para los postres.
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